domingo, 22 de mayo de 2016

El Futurismo

El Futurismo fue una vanguardia que buscaba reflejar el movimiento, el dinamismo, la velocidad, la fuerza interna de las cosas, la exaltación de la guerra, las máquinas, lo nacional y lo sensual y todo lo que fuese moderno. Este movimiento rompía con lo        tradicional, el pasado y el academicismo.


Para lograr el efecto de movimiento se basaron en diferentes técnicas: vibrantes composiciones de color, el divisionismo (heredado del neoimpresionismo), la abstracción y desmaterialización de los objetos (tomada del cubismo) y finalmente la multiplicación de las posiciones de un mismo elemento (objeto o persona), realización de las líneas de fuerza, intensificación de la acción a través de la repetición y la yuxtaposición de frente y dorso de la figura (Simultaneismo).

Particularidades:
– Exaltación de la originalidad.
– Estructuras del movimiento: tiempo, velocidad, energía, fuerza, etc.
– Contenido relacionado con el mundo moderno, las ciudades y los automóviles, su bullicio y dinamismo. Así como máquinas, deportes, guerra, etc.
– Utilización de formas y colores para generar ritmos.
– Colores resplandecientes
– Transparencias
– Multiplicación de líneas y detalles, semejantes a la sucesión de imágenes de un caleidoscopio o una película, (como resultado da la impresión de dinamismo).

Los futuristas apelaron a muchos medios expresivos para crear un arte de acción (pintura, arquitectura, urbanismo, diseño gráfico, publicidad, moda, cine, música, poesía).

Los artistas plásticos pintarán la cultura urbana, máquinas, deportes, guerra, vehículos en movimiento, etc. Por ejemplo las obras de Gino Severino: el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912) y el Tren suburbano (1915). En literatura, el Futurismo, no respetará reglas y buscará denotar energía y libertad. También su contenido apuntará al valor, la audacia y la revolución. El llamado teatro será llamado sintético y consistirá en obras cortas de no más de diez minutos donde las acciones ocurren a una velocidad vertiginosa y donde no hay presencias humanas completas sino partes del cuerpo (por ejemplo sólo los pies de los actores, cuyas figuras se adivinan por metonimia). En la fotografía el movimiento se captará con la permanencia del diafragma abierto generando imágenes movidas como las de los hermanos Bragaglia.

Para lograr el efecto de movimiento se basaron en diferentes técnicas: vibrantes composiciones de color, el divisionismo (heredado del neoimpresionismo), la abstracción y desmaterialización de los objetos (tomada del cubismo) y finalmente la multiplicación de las posiciones de un mismo elemento (objeto o persona).
Trascendencia del futurismo
La importancia que tuvo el futurismo, más allá de sus méritos artísticos, consistió en crear una estética desde cero, con lo que se hizo posible una profunda renovación de las técnicas y principios artísticos, cuyas repercusiones aún se sienten. Fue uno de los primeros "ismos" o vanguardias artísticas, y su valor como movimiento de ruptura allanó el camino a otras corrientes que refrescaron el panorama artístico en los albores del siglo XX.
Muchas de sus técnicas para "figurar, con medios estáticos, el movimiento real" han sido incorporadas también al lenguaje de la historieta moderna.
En el ámbito de la literatura, el futurismo propone que el lenguaje se encuentre abierto a la idea de cambio, a la creación de nuevos términos que conecten con la modernidad. Se huye de las formas decadentes y tradicionales y del espíritu melancólico de otros estilos, como el romántico.




El Cubismo



 El cubismo es el movimiento más significativo y transcendente de la historia de la pintura occidental desde el Renacimiento, por lo que tiene de ruptura con la estética clásica, el concepto de belleza y las nuevas formas de observar la naturaleza. Su visión del arte es tan radicalmente diferente que conmocionó todo el mundo del arte. A partir del cubismo, el concepto de arte y de belleza cambia radicalmente, nada se podrá hacer igual, y las obras anteriores se mirarán de otra forma.

   
Etapas del cubismo



     En el cubismo se distinguen, tradicionalmente, tres etapas o estilos: cezaniano, analítico y sintético.


         El cubismo cezaniano se caracteriza por sus formas identificables, que son reducidas a formas geométricas puras. Se trata más de un protocubismo que una nueva estética.

     El cubismo analítico se caracteriza por la descomposición de la forma y de las figuras en múltiples partes, todas ellas geométricas. Su objeto es conocerlas, examinarlas y ordenarlas por separado. Es el cubismo más puro y el de más difícil comprensión. Es la auténtica la estética cubista, la creadora del nuevo lenguaje.

     El cubismo sintético se caracteriza por potenciar las partes más significativas de la figura, reduciéndola a sus formas geométricas más puras. No es un cubismo simplificador, pero sí de más fácil lectura. Está altamente estructurado y se potencian las partes más significativas, o que se quiere resaltar.


Los cubistas

    
 Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) es la gran figura central del cubismo, y uno de los grandes genios del arte universal. Su obra artística es muy extensa pero su nombre estará siempre ligado al cubismo como su creador y su máximo representante. En 1907 pinta Las señoritas de Aviñón, cuadro que marca el comienzo del cubismo. Otros cuadros cubistas son Mujer sentada en un sillón, Mujer del abanico, La fábrica de Horta del Ebro, Cabeza de mujer, La muchacha de la mandolina, El aficionado, Retrato de Wilhelm Uhde, Retrato de D. H. Kahnweiler, Hombre con sombrero, Cabeza de muchacha, Naturaleza muerta con una silla de rejilla, Guitarra, Naturaleza muerta, estas tres últimas con colage, Las meninas y El Guernica.

     Georges Braque (1882-1963) es el otro gran creador del cubismo, más intelectual que Picasso. Se mantiene siempre fiel a la estética cubista. Son características sus naturalezas muertas: Naturaleza muerta en mesa de árbol, Casas en el estanque, La Roche-Guyón, El portugués, Ceret: los tejados, El hombre del violín, Violín y jarra, La mesa del músico.

     Juan Gris (1887-1927) es el tercer gran cubista. Sus composiciones tienen una firme estructura y un ritmo armonioso. Su cubismo es, fundamentalmente, sintético y coloreado. Comienza a poner a sus obras títulos intranscendentes. Composición, El fumador, Las tazas de té, La celosía, Vaso y paquete de tabaco, El lavabo.
    
              La escultura
    
El cubismo escultórico tiene la misma estética que el pictórico, y los mismos objetivos, pero trabaja en tres dimensiones. Sus esculturas se caracterizan por la intersección de planos y volúmenes, y la descomposición de las formas. El cubismo descubre el hueco como elemento escultórico, tanto la masa como el hueco sirven para la expresión plástica. Debido a la ausencia de color en la pintura la escultura se revela como una manifestación artística especialmente valiosa. Se dedican a la escultura muchos de los pintores cubistas, Picasso: Cabeza, Mujer, Cabeza de toro, y George Braque: Mujer de pie.

     Entre los escultores cubistas destacan Alexandre Archipenko, (1887-1964) el gran escultor cubista: Torso negro, Cabeza, Estatuas de hierro del parque de la Universidad de Kansas City, Ossip Zadkine: Cabeza de mujer, Constantino Brancuçi: La columna sin fin,Jacques Lipchitz: Marinero con guitarra, Henri Laurens: Mujer ante el espejo, Raymond Duchamp-Villon: Torso de hombre joven,Julio González: Mujer peinando sus cabellos, y Pablo Gargallo: El profeta, Bailarina, Estatua de Arlequín, el escultor cubista más destacado.



El Barroco

Se denomina "Barroco" al período de transcurre desde el siglo XVII al XVIII. La especial actitud estilista que caracteriza al arte barroco alcanzó su momento de madures en Italia hacia 1630 y se desarrolló en los cuarenta años siguientes. A partir de ese momento se difundió por todas las naciones de Europa.

   El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de este periodo. Frente a la tendencia protestante a construir los edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usó para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barrocas. El papado reaccionó contra la división que provocó la reforma iniciada por Lutero generando el movimiento que se conoció como la Contrarreforma. La arquitectura, la escultura y la pintura fueron utilizadas para el prestigio de la autoridad papal e ilustrar las verdades de la fe. En este sentido se puede afirmar que el barroco es la expresión estética de la Contrarreforma.
La monarquía utilizó la magnificencia de este arte para poder hacer propagandas que los beneficiasen, ya sea en el arte o en la sociedad.

La burguesía de la época, que había logrado obtener un papel muy notable, utilizó el Barroco para expresar sus ideas y trascender más allá de su época.

En la arquitectura se dan las superficies onduladas, las plantas elípticas y las trabazones interrumpidas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad. La arquitectura barroca española influyó activamente en América del Sur y contó entre sus principales figuras representativas a José de Churriguera (retablo de San Esteban de Salamanca), a José de Ribera y a arquitectos del s. XVIII como Hipólito Rovira, Casas Novoa y Leonardo de Figueroa. Entre sus manifestaciones se destacan la basílica de Guadalupe, la fachada del Sagrario de la catedral, la capilla del Pocito y las iglesias poblanas, en México, y en el Perú una arquitectura en la que se entremezclan el empleo de la columna salomónica con el de la hojarasca decorativa indígena.

En la escultura cobra papel decorativo en la composición general, y en las grandes pinturas murales viene a corroborar el gusto por la teatralidad, que asimismo reflejan los fondos de los retratos y los grandes altares de las iglesias, con su complicada estructura y dramática vivacidad. Se destacan el movimiento y el dinamismo; las imágenes muestran pasiones violentas, lentas y exaltadas. La valorización de aquellos motivos heroicos de la cultura renacentista injertos en la Contrarreforma y la pintura del Greco y de Caravaggio introdujeron nuevos contenidos religiosos y morales y contribuyeron a una radical renovación de la expresión figurativa. El fortalecimiento de la Iglesia católica trajo consigo una vigorosa reanudación de motivos estrictamente renacentistas, y al mismo tiempo en la pintura se abría paso un eclecticismo académico y el creciente interés por la decoración. En este eclecticismo y naturalismo, de tipo decorativo, tienen su origen las alegorías de los cuadros devotos (la calavera, el éxtasis celestial, la mirada en rapto doloroso o apasionado), con su estabilización de la iconografía sacra, y, paralelamente, el cultivo de una serie de temas de devoción y de ilustraciones de la verdad de la fe y de los sacramentos, fruto de una gran demanda por parte de la Iglesia. La expresividad de las figuras representadas y el intenso claroscuro son unas de las características más importantes de este período en la pintura.


En resumen, el Barroco se caracteriza por la acumulación de formas y excesos de superposición de elementos ornamentales y en el cual aparecen columnas retorcidas y pilastras que no sostienen nada, arquitrabes y muros que se doblan y retuercen, figuras en los cuadros iluminados de forma antinatural y esculturas que buscan efectos ilusionistas. Responde a una mentalidad cada vez más homogénea, que adoptó sin embrago en los diversos países formas diferentes. Se puede decir que el barroco es un estilo comprensible para todos que se manifiesta con dos ideas contrapuestas: a) el barroco lujoso y cortesano, teatral y católico y b) el barroco burgués destinado a representar la vida real, cotidiana y que abarca al protestantismo

El Renacimiento

El arte Renacentista en Roma deja sus primeras huellas aproximadamente en la segunda mitad del siglo XV. Desde Florencia, teatro indiscutido del Renacimiento y que por eso fue definida "la cuna del Renacimiento", artistas, pintores, arquitectos y escultores se desplazan en Roma, dónde después dejaron unas de sus famosas obras en el mundo. En este período los Papas en Roma llegan a ser verdaderos mecenas y gracias a las financiaciones del clero artistas como Miguel Ángel, Rafael, Antonio de Sangallo, Pietro de Cortona, Bramante y muchos otros empezaron a trabajar, acabando proyectos de gran relieve.

Durante el Renacimiento Roma aparecía como una obra, la ciudad se acuerda por las excavaciones arqueológicas desde la cual se hallaron muchos restos históricos de la antigua Roma, por ejemplo la famosa Domus Aurea de Nerón. La Iglesia ordenó la restauración de iglesias y monumentos gracias a los grandes arquitectos y pintores del tiempo. En particular los edificios y las iglesias de Roma fueron enriquecidos con frescos y decoraciones de rara belleza que todavía hoy se pueden admirar visitando la ciudad.  

Entre los proyectos artísticos más importantes del Renacimiento en Roma hay la reconstrucción y la decoración de la Capilla Sixtina, la capilla palaciega del Vaticano, dedicada a Sixto IV. Lorenzo el Magnífico mandó a Roma a los artistas florentinos más ilustres de la época para realizar este ambicioso proyecto, entre los cuales hay Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio y Cosme Rosselli. Los trabajos continuaron bajo la dirección de Miguel Ángel y de otros celebres fresquistas de la época. En el interior de los Museos Vaticanos, además de la Capilla Sixtina, es posible admirar muchos testimonios del arte romano Renacentista, entre los cuales las obras maestras de Rafael, otro protagonista del arte del Renacimiento en Roma, realizó las pinturas y los frescos que actualmente están conservados en las Habitaciones y en las Logias de Rafael.


Arquitectura del Renacimiento

Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida durante el período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la Historia de la Arquitectura, en especial con respecto al estilo arquitectónico previo: el Gótico; mientras que, por el contrario, busca su inspiración en una interpretación propia del Arte clásico, en particular en su vertiente arquitectónica, que se consideraba modelo perfecto de las Bellas Artes.

Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción (técnicas de construcción y materiales constructivos) como en el lenguaje arquitectónico, que se plasmaron en una adecuada y completa teorización.

Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción de la profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a sí mismos, y acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas interdisciplinares y humanistas, como correspondía a la concepción integral del humanismo renacentista. Conocemos poco de los maestros de obras románicos y de los atrevidos arquitectos de las grandes catedrales góticas; mientras que no sólo las grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños edificios o incluso meros proyectos, fueron cuidadosamente documentados desde sus orígenes, y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.


Estilo Romántico

El término estilo romántico se aplica con sentido descriptivo a un cierto tipo de arte, literatura y música, principalmente de principio del Siglo XIX, que comparte una serie de características: individualismo, emoción abierta, dramatismo y afinidad con la naturaleza.

El poeta Baudelaire lo define como “intimidad, espiritualidad, color, aspiración hacia el infinito, expresados por todos los medios que permite el arte”. En ese sentido se le suele compara con su término opuesto, ‘clasicismo’, que por lo general se suele referir, en este contexto, a la tradición ‘académica’.

Durante el siglo XVIII, la tendencia denominada ‘neoclasicismo’ se planteó, como es sabido, como una recuperación (revival) de los valores clásicos de las artes plásticas y de la arquitectura. Ese concepto implicaba tanto al arte de la Antigüedad Clásica, especialmente su escultura y su arquitectura, como a los artistas de los Siglos XVI y XVII que se habían inspirado en aquellos modelos. De todas formas, la diferencia entre ‘clasicismo’ y ‘romanticismo en el arte no queda en absoluto clara, teniendo en cuenta que algunos artistas considerados propiamente ‘románticos’ como Constable o Turner, se inspiraban a su vez declaradamente en modelos clásicos. Un ejemplo muy ilustrativo de esto es el cuadro del pintor romántico inglés Turner titulado ‘Dido construyendo Cartago’ (1815), directamente emparentado con ‘El embarque de la Reina de Saba’ (1648) [véase], del artista barroco francés Claude el propio Turner exigió que ambos cuadros fuesen exhibidos juntos en la National Gallery de Londres. En la obra del francés nos encontramos con una composición rigurosamente organizada, ‘clásica’ hay una perspectiva simple con un único punto de fuga.

La música

Durante el Siglo de las Luces esta modalidad artística fue generalmente relegada a un segundo plano por los estéticos: no era considerada más que un simple juego de sonoridades destinado a proporcionar diversión al espíritu por medio de los sentidos. Eso es lo que afirmaba Kant en la ‘Crítica del Juicio’, y a esa interpretación se adhirieron con pocas variaciones el primer Herder (que luego cambiaría de punto de vista, decantándose hacia el bando ‘romántico’), Winckelmann y Lessing, todos ellos defensores acérrimos del ‘neoclasicismo’.

La escuela romántica, por el contrario, para la cual, como hemos apuntado más arriba, las distintas artes constituían manifestaciones particulares de un principio de actividad único y misterioso en su esencia, concedió a la música un lugar preeminente, ya que, como afirmaban teóricos de esa tendencia, como Wackenroder o Tieck, “... liberada de las limitaciones de la razón, de toda imagen o de todo concepto preciso, puede, mejor que todas las demás artes, expresar el secreto del universo, ser evocación del mundo de los espíritus, del infinito, de lo absoluto”.

Las ideas básicas para esta ‘filosofía musical’ están sacadas de las mismas fuentes que las de todo el movimiento romántico, a saber, de los escritores del Sturm und Drang, para los cuales, efectivamente, la música era la expresión directa, sin concepto, de la emoción. Estas ideas, que ya se hallan presentes en filósofos como Fichte y Schelling, se plasman, en lo que a la música se refiere, en el pensamiento del famoso escritor E.T.A. Hoffmann (1776-1822), que hemos citado ya más arriba, él mismo pianista, compositor y director de orquesta, para el cual el músico era algo así como un ‘sacerdote’, el único capaz de interpretar el jeroglífico de la naturaleza viviente, cuyo mensaje recibía en virtud de una especie de ‘poder mágico’. Sólo la música podría, según él, hacer posible aquel postulado de Schlegel que decía: “Reunir en un solo haz todos los rasgos de la cultura”.
La pintura
Lo que más distingue a los pintores románticos es su afición por reflejar el paisaje, y en esa paisajística se suele intentar reflejar, como apunta Fritz Novotny, el ‘infinito’ y lo inconmensurable este extremo se halla implícito tanto en las reflexiones de los teóricos, poetas y pintores como en los propios cuadros.

Lo dicho no significa, ni mucho menos, que los paisajistas del período inmediatamente anterior (‘neoclásico’) no se percatasen de lo ilimitado del paisaje ni trataran de expresarlo de alguna manera en sus obras; sin embargo, en el clasicismo este sentimiento y esta actitud siempre se encontraron limitados por la disciplina académica: la insistencia en los detalles individuales no dejaba espacio para percibir de un modo cabal la amplitud y la grandeza. En ese sentido se podría considerar a la paisajística romántica como una continuación y un complemento del paisaje clasicista, desde el momento en que el propio concepto de ‘paisaje’ es en sí mismo ‘romántico’.
El paisajismo romántico revista las siguientes cualidades.
  a) Expresar de forma sencilla la monotonía y la inmensidad de los elementos de la naturaleza
  b) Nueva actitud del ser humano ante el mundo natural; más que intentar dominarlo, se adopta un papel contemplativo.
La escultura

Según Novotny, términos como ‘romanticismo’ o ‘realismo’ son difícilmente utilizables en sentido preciso para referirse a la escultura del Siglo XIX. Sólo se puede hablar, en su opinión, de ‘romanticismo’ en un sentido literario, en relación con las temáticas elegidas por los escultores.

Evidentemente, aquella filosofía sentimentaloide de la vida del primer romanticismo que se trasluce en la idea del Jardín Inglés también se reflejó en las esculturas incluidas en tales jardines, así como también en la escultura funeraria; pero eso no era propiamente ‘escultura romántica’.

La arquitectura

El estilo arquitectónico que caracteriza el período estudiado es el llamado Clasicismo Romántico, aparecido en Inglaterra y Francia desde mediados del siglo XVIII y que había sido presagiado en la obra de G.B. Piranesi.

Los primeros cultivadores de esta tendencia fueron los cuatro arquitectos ‘revolucionarios’ que Peter Collins considera los verdaderos precursores de la Arquitectura moderna: John Soane (1753-1857): Principal representante del ‘Clasicismo Romántico’ en Inglaterra. Su estilo se inspira en la obra de Vanbrugh y Hawksmoor, de quienes heredó el eclecticismo –o ‘indiferentismo’ estilístico-, la pasión por la arqueología y la búsqueda deliberada de efectos escultóricos o pictóricos, así como en sus contemporáneos Ledoux y Dance. Manifiesta un gusto lúgubre por las paredes blancas, sin ventanas, y, como Piranesi, por los sarcófagos.Etienne-Louis Boulle (1728-1799): Arquitecto ‘revolucionario’ por antonomasia.


Despreció sistemáticamente a los maestros de la Antigüedad; desdeñaba limitar su imaginación a lo que fuese construible y cómodo (de hecho, algunos de sus proyectos no hubieran podido ser construidos con los materiales y técnicas de la época). Construyó poco, y se dedicó principalmente a la enseñanza. Claude-Nicholas Ledoux (1736-1806): Discípulo de Boullée. Efectos teatrales con masas esféricas y cúbicas.

El Estilo Gótico

El estilo gótico se corresponde con la Baja Edad Media, a continuación del románico. Es un período dinámico desde el punto de vista socioeconómico, muy variado, con intensos contactos con Oriente a través de las cruzadas y las rutas comerciales.

Se trata de un estilo artístico europeo con unos límites cronológicos que oscilan aproximadamente entre el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, dependiendo del área geográfica.
Hoy día se considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico en Europa.

Fue un arte que se aplicó en el campo de la arquitectura civil y religiosa, la escultura, las vidrieras, la pintura mural y sobre tabla, los manuscritos miniados y las diversas artes decorativas.

El término gótico fue empleado por primera vez por los adinerados del renacimiento, en sentido peyorativo, para referirse al arte de la edad media, al que ellos consideraban inferior y bárbaro (gótico deriva de godo) comparado con el arte clásico.

A pesar de ser una continuación del Románico, en el Gótico se aprecian actitudes bastante diferentes e incluso opuestas. Si el Románico es conocido por su oscuridad y recogimiento, el Gótico implica todo lo contrario, luz, color, elevación, expresividad y naturalismo.

EVOLUCIÓN DEL ESTILO

Como es natural, tratándose de un estilo que vive más de tres siglos, la evolución de las formas arquitectónicas góticas es grande, y, según es frecuente, esa evolución se realiza en el sentido de su progresiva complicación y de su creciente riqueza decorativa.

Después de una etapa transitoria representada por el estilo cisterciense, suelen distinguirse tres períodos principales, que corresponden en España aproximadamente a los siglos XIII, XIV y XV.

En cuanto a la estructura, pueden distinguirse en Francia, el país que marcha a la cabeza, las etapas siguientes: Una inicial de iglesias con tribunas de la segunda mitad del siglo XII. Otra correspondiente a los siglos XIII y XIV, de iglesias con triforio, primero sólo con ventanas al interior de la nave, y después con fondo de vidriera al exterior del templo. Y una tercera que comienza a fines del siglo XIV, en la que se suprime el triforio, y el gran ventanal cerrado de la vidriera ocupa toda la altura de la nave mayor hasta la cubierta de las laterales.

Durante el siglo XIII, las columnas adosadas a los pilares conservan toda su personalidad y sus capiteles son independientes.

Es típico el capitel formado por dos cogollos angulares y uno central, y los de hojas diversas, muy separadas entre sí. No se pasa de la bóveda de terceletes y sexpartita, y las tracerías de los ventanales se reducen a un círculo liso sobre dos arcos apuntados o poco más.

La segunda etapa es propiamente transitoria, en la que las formas se van complicando y la decoración enriqueciéndose. Por ser la época en que los círculos se decoran en su interior con arquillos, subrayándose con gran claridad y reiteradamente su distribución radiada, se le ha dado por algunos el nombre de radial a esta etapa.


En el último período, la fusión de las columnas en el pilar es completa, y los capiteles, o son minúsculos, o se unen en una faja corrida; las bazas se disponen a distinta altura. A veces los baquetones no se continúan en los nervios de la bóveda. La traza de la bóveda se puebla de nervios secundarios curvos y de ligamentos. Nacen las bóvedas estrelladas y reticulares, y se hacen grandes alardes técnicos, labrándose algunas extraordinariamente planas. Aparecen los arcos conopial, carpanel y escarzano, y la decoración geométrica flamígera, cuyo origen es, al parecer, inglés, considerándose iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XIV, e introducida en Francia durante la guerra de los Cien Años. La decoración vegetal, en particular la de cardina, es abundantísima, poblándose de figuras animadas y llegando a rebasar las molduras que la encuadran. Se introduce el tema de los troncos, la flor del cardo y la granada.