El arte Renacentista en Roma deja sus primeras huellas
aproximadamente en la segunda mitad del siglo XV. Desde Florencia, teatro indiscutido del
Renacimiento y que por eso fue definida "la cuna del
Renacimiento", artistas, pintores, arquitectos y escultores se
desplazan en Roma, dónde después dejaron unas de sus famosas obras en el mundo.
En este período los Papas en Roma llegan a ser verdaderos mecenas y gracias a
las financiaciones del clero artistas como Miguel Ángel, Rafael, Antonio de Sangallo, Pietro de Cortona, Bramante y muchos otros empezaron
a trabajar, acabando proyectos de gran relieve.
Durante el
Renacimiento Roma aparecía como una obra, la ciudad se acuerda por las
excavaciones arqueológicas desde la cual se hallaron muchos restos históricos
de la antigua Roma, por ejemplo la famosa Domus Aurea de
Nerón. La Iglesia ordenó la restauración de iglesias y monumentos gracias a los
grandes arquitectos y pintores del tiempo. En particular los edificios y las
iglesias de Roma fueron enriquecidos con frescos y decoraciones de
rara belleza que todavía hoy se pueden admirar visitando la ciudad.
Entre los
proyectos artísticos más importantes del Renacimiento en Roma hay la
reconstrucción y la decoración de la Capilla Sixtina, la capilla palaciega del Vaticano, dedicada a
Sixto IV. Lorenzo el Magnífico mandó a Roma a los artistas florentinos más
ilustres de la época para realizar este ambicioso proyecto, entre los cuales
hay Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio y Cosme Rosselli. Los trabajos
continuaron bajo la dirección de Miguel Ángel y de otros celebres fresquistas
de la época. En el interior de los Museos
Vaticanos, además de la Capilla Sixtina, es posible admirar muchos
testimonios del arte romano Renacentista, entre los cuales las obras maestras
de Rafael, otro protagonista del arte del Renacimiento en Roma, realizó las
pinturas y los frescos que actualmente están conservados en las Habitaciones y
en las Logias de Rafael.
Arquitectura del Renacimiento
Arquitectura
del Renacimiento o renacentista es aquella diseñada y construida
durante el período artístico del Renacimiento europeo,
que abarcó los siglos XV y XVI.
Se caracteriza por ser un momento de ruptura en la Historia de la Arquitectura, en especial
con respecto al estilo arquitectónico previo: el Gótico; mientras que, por el contrario,
busca su inspiración en una interpretación propia del Arte clásico,
en particular en su vertiente arquitectónica,
que se consideraba modelo perfecto de las Bellas Artes.
Produjo
innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción (técnicas de construcción y materiales constructivos) como en el lenguaje arquitectónico, que se plasmaron
en una adecuada y completa teorización.
Otra de las
notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los arquitectos,
que pasaron del anonimato del artesano a
una nueva concepción de la profesionalidad,
marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a sí mismos, y
acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas
interdisciplinares y
humanistas, como correspondía a la concepción integral del humanismo renacentista.
Conocemos poco de los maestros de obras románicos y de los atrevidos arquitectos
de las grandes catedrales góticas; mientras que no sólo las grandes obras
renacentistas, sino muchos pequeños edificios o incluso meros proyectos, fueron
cuidadosamente documentados desde sus orígenes, y objeto del estudio de
tratadistas contemporáneos.
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